¿Una denuncia de la SGAE más?

Publican en Tuexperto.com una entrevista con el dueño de un bar que anda batallando por los juzgados con la SGAE. Al parecer, la Sociedad General de Autores le reclama un pago de 663 euros en concepto de cuotas atrasadas por escuchar "Radio y Televisión" en su local.

La noticia podría ser una de tantas que aparecen hoy día, si no fuera porque los inspectores de la SGAE no encontraron ni aparato de radio ni de televisión, simplemente registraron la presencia de altavoces, y aún así, procedieron a denunciarle.

El buen hombre, antes de evitarse problemas y pagar las cuotas, ha decidido luchar hasta el final, ya que considera injusto pagar por "escuchar las tertulias por la mañana y poner los 40 principales por la tarde" (en una radio que sí tiene instalada, pero que los inspectores no vieron) y por (esto es lo más irrisorio), de la indignación sufrida por tener que pagar cuotas de una televisión ¡Qué no posee!.

Por lo visto, la SGAE realiza lo que podemos llamar "denuncias tipo", es decir, tiene preparado el texto y rellena los espacios en blanco con los datos de cada denunciado, de manera que a todo el que "pillan", le calzan una denuncia completita, dándoles igual si tu caso particular cumple o no todos hechos que se demandan.

Según la SGAE, el pago de estas cuotas es algo que se lleva haciendo "toda la vida", pero la realidad es que, sea cierto o no, los españolitos de a pie nos sentimos indefensos ante lo que parece un ataque "expoliador". Por ejemplo, yo fui consciente de la existencia de la SGAE cuando me enteré de que querían aplicar una tasa a CDs, DVDs, discos duros o e incluso ordenadores y reproductores de DVD y mp3, para "compensar" el daño que la piratería está causando en las arcas de los artistas (o de las multinacionales, sería quizá más correcto). Ante esto me surgió, en primer lugar, una indignación enorme, porque si yo compro un disco original y lo escucho en mi ordenador, por ejemplo, estoy apoyando a la industria y no practicando la piratería ¿Por qué tengo que pagar una tasa de algo que no estoy haciendo?, con esto consiguen fomentar lo contrario, es decir: ya que pago “el delito”, lo cometo y pirateo. Además, como la pena por el delito está cumplida, no pueden juzgarme dos veces ¿no es así como funciona el principio de “no ser condenado dos veces por el mismo delito”?.

Respecto a las multas a los establecimientos, me surgen muchísimas dudas: ¿Si escuchas un programa de tertulia, deben cobrarte la tasa?, ¿Si escuchas música de personas no inscritas en la SGAE, te lo descuentan?... Porque, a ver, tener una radio o un televisor conlleva implícitamente que vas a escuchar la radio y ver la televisión… ¿O es que ahora los contenidos son de pago…a la SGAE?
En fin, que además de tragarnos la publicidad de la que viven las cadenas de televisión y radio, también tenemos que pagar por verla/oírla a la SGAE (no pregunten por qué, supongo que derechos de autor del director de cada anuncio)… y los establecimientos doblemente, ya que pagan las correspondientes tasas incluidas a los aparatos y las cuotas mensuales que les obligan a pagar.

Desde infinidad de ámbitos de la sociedad se está reclamando a la industria del entretenimiento un cambio de modelo, en especial al mundo de la música, ya que las nuevas tecnologías han provocado tal impacto en su modelo de negocio que lo ha convertido en insostenible.

Lo que parece claro es que la estrategia que se está usando no funciona, la creación de un nuevo modelo a seguir es crítico, y parece que los implicados están más interesados en explotar lo que pueda quedar del viejo modelo que en la creación de uno nuevo que consiga que la industria cultural salga del bache en el que se encuentra metida.

Quizás los músicos deban volver a “la carretera” y vender su arte en vivo y en directo y utilizar las nuevas herramientas de comunicación social para dar a conocer su trabajo… El sector audiovisual lo tiene más difícil, aunque ya se apoya esas nuevas tecnologías para ofrecer un algo más: cada vez vemos más películas en 3D y con mejores efectos especiales, de esos que hacen que metamos una película en la categoría de “mejor verla en el cine, que se disfruta más”. ¡De los videojuegos hablaremos otro día!